sábado, 11 de febrero de 2012

TRANQUILA, SIGO AQUÍ.




Te has levantado esta mañana sin saber muy bien qué coño pintabas en este puto lugar. Has estado en la ducha bajo el chorro caliente al menos durante media hora, mientras todo fuera amanecía gris y congelado, al salir has odiado la cara que pintabas en el espejo con la palma de la mano, pero tranquila, amiga, yo estoy aquí contigo.

Los árboles de la calle lloran de frío, porque sus hojas han caído y su sangre se congela, los pájaros huyen a zonas más cálidas para no perecer, el cielo queda desierto y sé que a ti te eso te rompe el alma, pero tranquila, amiga, yo estoy aquí contigo.

Han pasado las horas y vas de mal en peor; ya no sientes, ya no lloras, ya no vives. Tus ojos se secan y todavía no ha llegado el agua a tu boca, te maldices y odias cuanto te rodea, pero tranquila, amiga, yo estoy aquí contigo.

Sé que por la noche, al llegar a casa, te has sentido sola, sé que te entierras al escuchar únicamente tus pasos por la habitación, sé que al desvestirte aborreces el cuerpo que guarda tu alma, sé que cuando apagas la luz deseas no haber vivido, pero tranquila, amiga, yo estoy aquí contigo.

Sé que todo el mundo hoy ha decidido abandonar la vida, que piensas que hoy ya no te quedan esperanzas, sé que lo que ves no te gusta, pero tranquila, amiga, yo estoy aquí contigo. Sigo aquí.

Para ti.

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