Tenemos tantas cosas en la cabeza que no vemos lo que de verdad importa... la sencillez y la naturalidad.
sábado, 3 de diciembre de 2011
ROUTE 66
El coche yacía volcado a unos metros de la carretera, en el kilómetro 35 de la interestatal 7, en el desierto de Tejas.
Y al final del largo viaje, Keneth decidió acabar con el señor Brown. El abrasador sol del desierto era el castigo divino a la vida de Keneth, una vida de lujuria, sangre, juego y venganza. La negra e infinita carretera que se perdía en el horizonte, era el castigo a un vida de atajos y mentiras.
El señor Brown se arrastraba por la polvorienta carretera mientras Keneth, con sus botas Denver1943 andaba tras él con pisadas despreocupadas y pacientes, con las manos apoyadas en la cintura que sujetaba el cinturón, un cinturón que guardaba una Smith&Wesson del 38, en cuya empuñadura de leía la inscripción "Ashes to Ashes".
No podía hacer otra cosa el señor Brown mas que rezar sus últimas oraciones, no para evitar el disparo de gracia, si no para pedir por su ya condenada alma. El polvo se adhería a sus manos, el sudor empapaba el cuello de su camisa y sus rodillas temblaban de espanto. Keneth sonreía irónico y sacaba lentamente su revólver acariciando el gatillo. En ese instante, el señor Brown ya había decidido dar por fracasado su predestinado intento de huida, y tendido boca arriba en el suelo con las manos ardiendo sobre el asfalto miró a Keneth... y esté le devolvió la mirada con el cañón del revólver.
Ashes to ashes se dijo a sí mismo... ceniza a la ceniza.
AQUILES
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